Tratamiento
Los tratamientos que han demostrado
tener una mayor eficacia con la hipocondría son los tratamientos psicológicos
basados en procedimientos cognitivos-conductuales.
En estos tratamientos se explican
al paciente factores de origen y de mantenimiento de la hipocondría, se le
insiste en que deje de hacer visitas continuas al médico y que intente no
hablar repetidamente de sus dolores y síntomas. A las personas cercanas se les
invita a que no recompensen las quejas del paciente ofreciendo algún tipo de
beneficio o ganancia.
A continuación se presentan las
técnicas consideradas más efectivas:
- Técnicas de reestructuración cognitiva. Conjunto de técnicas que trabajan con los pensamientos, usando el diálogo y las pruebas para validar los pensamientos. Se anima a cambiar el foco de atención, de las enfermedades y sus consecuencias a las sensaciones saludables del propio cuerpo. Se busca la instauración de nuevas creencias más realistas sobre la salud y la enfermedad.
- Técnicas de relajación. Al generar estas nuevas sensaciones agradables y gratificantes, ayuda a reducir la ansiedad y a cambiar el foco de atención hacia un pensamiento menos negativista.
- Inundación imaginaria ante la posibilidad de enfermedad grave o muerte. Intentar visualizar los pensamientos y presentimientos negativos sobre la enfermedad y la muerte. Sirve para afrontar el miedo a la muerte, el envejecimiento y el posible rechazo a los demás.
- Exposición interoceptiva. Se pide al paciente que se exponga a los síntomas y sensaciones temidas. De esta forma el sujeto percibe que tiene un control sobre dicho síntoma.
- Entrenamiento en técnicas de asertividad. Mejorando la asertividad y la autoestima se desarrollan formas más efectivas de conseguir los objetivos y deseos.
- Análisis y resolución de áreas conflictivas de la vida de la persona. Se tratan específicamente aspectos de la vida de la persona que han quedado seriamente dañados como consecuencia de la enfermedad.
- Medicación. En la hipocondría los medicamentos tienen poca efectividad, excepto para regular la sintomatología ansiosa o depresiva que suele acompañarla. En estos casos se utilizan ansiolíticos y/o inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina.
Generalmente el trastorno es
crónico, a menos que se traten los factores psicológicos o los trastornos de
ansiedad y del estado de ánimo.
Bibliografía:
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